Cuando conocí a Nadia, sabía que era especial,
me transmitía dulzura y simpatía...
Aquel encuentro fue fugaz y nunca volví a verla,
hasta ahora, 2 años después,
con su barrigota y su dulzura...
Se quiso pintar la barriguita para vivir esa experiencia con su bebé,
y eligió una mandala entre varios dibujos preciosos...
Ella la imprimió
y entre ella, su pareja y su bebé la pintaron,
con los colores que quisieron, con su dulzura y su sentir...
¡Así me la trajeron y así la pinté yo en su barriguita!
¡Gracias Nadia y Piki por confiar en mi!
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